El Bhagavad Guita
Volumen 1
Paramahansa
Yogananda
Introduccion
El tema
principal que se reitera a lo largo del Guita es que el ser humano debe
adherirse a sannyasa, es decir, renunciar a la conciencia de este ego que a
través de avidya, la ignorancia, se ha arraigado en el ser físico del hombre.
Al desistir de todos los deseos provenientes del ego y de su entorno—causantes
de la separación entre el ego y el Espíritu— y unirse de nuevo con el Soñador
Cósmico por medio de la meditación extática del yoga —samadhi—, el hombre se
desprende de las coercitivas fuerzas de la naturaleza que perpetúan la engañosa
dicotomía entre el Ser y el Espíritu, basta que finalmente las disuelve.
Esta
percepción de Dios no se obtiene con la simple lectura de un libro, sino sólo
al vivir cada día la verdad mencionada, según la cual la vida es un espectáculo
de variedades en el que se proyectan películas oníricas colmadas de los
peligros de la dualidad —villanos entregados al mal y heroicas aventuras en
favor del bien—, y mediante la práctica de la meditación profunda del yoga que
une la conciencia humana con la conciencia cósmica de Dios. Por eso, en las
páginas del Guita se exhorta al buscador a emprender la acción correcta
(física, mental y espiritual) que ha de conducirle a dicha meta. De Dios
provenimos, y nuestro destino final es retornar a Él. El fin y el medio para
alcanzar esa meta es el yoga, la ciencia eterna de la unión con Dios.
Tan
exhaustivo es el Guita como guía espiritual que se le considera la esencia de
los cuatro voluminosos Vedas, los 108 Upanishads y los seis sistemas de la
filosofía hindú. Sólo mediante el estudio y el entendimiento intuitivos de
estos tratados o estableciendo contacto con la Conciencia Cósmica puede uno
comprender el Bhagavad Guita en su totalidad todas ellas.
El Baghavad
Guita , el sagrado diálogo acerca del yoga entre Bhagavan Krishna, que era
tanto un rey terrenal como una encarnación divina, y su principal discípulo ,
el príncipe pandava Arjuna, tiene lugar, supuestamente, en vísperas de esta
pavorosa guerra (Kurukshetra)
La forma correcta de comprender las escrituras
es a través de la intuición, estableciendo una sintonía con la realización
interior de la verdad. Por consiguiente, en el Guita, cuando Bhagavan (Dios)
habla con Arjuna, es preciso comprender que Dios está revelando estas verdades
a través de la intuición del devoto receptivo (Arjuna). Por otro lado, cuando
Arjuna le formula preguntas a Dios, debemos entender que el devoto meditativo
está comulgando con Dios a través de sus silenciosos pensamientos. E l devoto
avanzado puede traducir a palabras de cualquier idioma la silente comunión
intuitiva entre su alma y Dios; fue así como Vyasa reprodujo la experiencia
interior entre su alma y Dios como el diálogo del Bhagavad Guita entre el alma
despierta de Arjuna y su omnipresente preceptor, Dios encarnado en Krishna. Al
lector le quedará claro, después de leer con detenimiento algunos de los versos
del primer capítulo, que el marco histórico de la batalla y los contendientes
que participaron en ella han sido utilizados para ilustrar la batalla psicológica
y espiritual que se libra entre las cualidades del discernimiento puro, en
sintonía con el alma, y la mente ciega, encaprichada con los sentidos, que se
encuentra bajo el engañoso influjo del ego.
Por lo
tanto, si bien se ha hecho hincapié en los aspectos espirituales del Bhagavad
Guita, también se trata su dimensión material y psicológica, con el objeto de
hacer énfasis en la necesidad de aplicar la sabiduría del Guita de manera
práctica en todas las fases de la vida. La Verdad beneficia al hombre en todos
los órdenes de la vida; ¡no es para que se la encuaderne con una atractiva
cubierta y se atesore reverencialmente en una estantería!
La
conciencia de Dios se manifiesta plenamente en aquellos que tienen total
realización de la Conciencia de Cristo o Krishna. Dado que su conciencia es
universal, la luz que proyectan se irradia sobre todo el mundo.
Son
estudiantes quienes reciben sólo una pequeña parte de la luz de la verdad,
mientras que son discípulos aquellos que siguen el sendero con firmeza y perseverancia,
con dedicación y devoción, hasta encontrar su propia libertad en Dios. En el
Guita, Arjuna se presenta como el símbolo del devoto ideal, del discípulo
perfecto. Su vida demuestra el ideal no de la renuncia a la acción —una
doctrina conflictiva para el hombre circunscrito a un mundo cuyo aliento vital
es la actividad—, sino de la renuncia a los deseos por los frutos de la acción,
que atan al
hombre a lo terrenal.
La vida de
Krishna constituye una prueba de su filosofía, la filosofía de que no es
necesario huir de las responsabilidades de la vida material. El problema puede
ser resuelto trayendo a Dios al sitio mismo en el cual Él nos ha colocado. Sea
cual sea nuestro entorno, el Cielo habrá de manifestarse en toda mente donde
reine la comunión con Dios.
El mensaje
de Sri Krishna en el Bhagavad Guita constituye la respuesta perfecta para la
era moderna y para todas las eras: el yoga de la acción prescrita por el deber,
del desapego y de la meditación para alcanzar la unión divina. Trabajar sin experimentar
la paz de Dios en nuestro interior es un infierno. Trabajar, en cambio,
sintiendo que el gozo del Señor brota constantemente en el alma es llevar
dentro de nosotros un paraíso portátil adondequiera que vayamos.
La
sabiduría del Guita no tiene como objeto que los áridos intelectualistas
realicen con sus asertos un despliegue de piruetas mentales para
entretenimiento de los dogmáticos, sino, por el contrarío , mostrar a los
hombres y mujeres del mundo, ya sea que se trate de personas con responsabilidades
familiares o de renunciantes, el modo de vivir una vida equilibrada que incluya
el contacto verdadero con Dios mediante la práctica de los métodos graduales
del yoga.
Capitulo 1
El desaliento de Arjuna
LA
IMPORTANCIA DEL CAPÍTULO I COMO TRATADO PREEMINENTE SOBRE EL YOGA, el renombrado
Bhagavad Guita se expresa tanto en forma pragmática como esotérica, con la
finalidad de abarcar el amplísimo espectro de buscadores espirituales que por
incontables generaciones han hallado refugio en los consejos y solaz que les
brindan las estrofas de esta amada escritura. El Guita no sólo hace referencia
a la aplicación práctica de los principios espirituales que le son requeridos
al aspirante espiritual, sino también a la expresión perfecta de esos
principios tal como los manifiesta en su vida el yogui avanzado.
Estrofa 1
Por medio
de la introspección sincera, analiza sus acciones y evalúa el poderío de los
ejércitos en pugna, constituidos por sus buenas y malas tendencias: el
autocontrol frente a la indulgencia sensorial; la inteligencia discernidora en
contraposición a las inclinaciones mentales sensoriales; la resolución
espiritual de meditar confrontada con la resistencia mental y la inquietud
física; y la divina conciencia del alma en oposición a la ignorancia y la
atracción magnética de la naturaleza inferior del ego.
El campo de
batalla en que se enfrentan esas fuerzas es Kurukshetra {Kuru, de la raíz
sánscrita kri, «trabajo, actividad material»; y ksetra, «campo»). Este «campo
de acción» es el cuerpo humano con sus correspondientes facultades físicas,
mentales y espirituales; es el terreno donde se desarrollan todas las
actividades de la vida
El
Dharmakshetr a Kurukshetra se refiere también a los deberes y acciones
religiosos y espirituales (aquellos que el yogui desarrolla en la meditación)
en contraposición con las responsabilidades y actividades mundanas. Por
consiguiente, en esta interpretación metafísica más profunda, el Dharmakshetra Kurukshetra
representa el campo corporal interior en el que tiene lugar la actividad
espiritual de la meditación) yóguica para alcanza r la realización del Ser: la
llanura del eje cerebroespinal con sus siete centros sutiles de vid a y de
conciencia divina.
La mente
{manas o conciencia sensorial) coordina los sentidos del mismo modo en que las
riendas mantienen unidos a los diferentes corceles de un carruaje. El cuerpo es
el carruaje; el alma es el amo del carruaje; la inteligencia es el conductor; y
los sentidos son los corceles. Se dice que la mente es ciega porque no puede
ver sin el auxilio de los sentidos y de la inteligencia. Las riendas del
carruaje reciben y transmiten los impulsos provenientes de los corceles y de la
dirección indicada por el conductor. De manera similar, la mente ciega por sí
sola no reconoce ni ejerce dirección alguna, sino que simplemente recoge las
impresiones de los sentidos y transmite las conclusiones e instrucciones
provenientes de la inteligencia. Si la inteligencia está gobernada por buddhi,
el poder del discernimiento puro, los sentidos se encuentran bajo control; si,
por el contrario, la inteligencia está gobernada por los deseos materiales, los
sentidos se comportan de manera turbulenta y descontrolada.
EN SENTIDO
LITERAL, SANJAYA SIGNIFIC A «completamente victorioso», «aquel que se ha
conquistado a sí mismo». Sólo quien no está centrado en su ego tiene la capacidad
de ver con claridad y de modo imparcial. Por eso, en el Guita, Sanjaya:
personifica la visión divina que mor a en nuestro interior; para el devoto
aspirante Sanjaya representa el poder del autoanálisis intuitivo e imparcial, la
introspección discernidora. E s la capacidad de tomar distancia de uno mismo,
observarse sin prejuicios y juzgar con exactitud. Los pensamientos pueden estar
presentes sin que nos percatemos conscientemente de ello. L a introspección es
aquel poder intuitivo mediante el cual la conciencia es capaz de observar los pensamientos.
No razona; más bien, siente —no con la parcialidad de la emoción, sino con la claridad
y la calma de la intuición.
Lo que en
realidad Vyas a describe es primordialmente una batalla universal: la enconada contienda
que a diario se libra en la vid a de cada ser humano. Este es un punto
importante. El inmemorial mensaje del Bhagavad Guita no hace referencia
únicamente a una batalla histórica, sino al conflicto cósmico entre el bien y
el mal : la vid a como una serie de contiendas entre el Espíritu y la materia ,
el alma y el cuerpo, la vida y la muerte , el conocimiento y la ignorancia, la
salud y la enfermedad, la inmutabilidad y la transitoriedad, el autocontrol y
las tentaciones, el discernimiento y la ciega mente sensorial.
DESDE EL
MOMENTO DE LA CONCEPCION hasta que exhala el último aliento, el ser humano debe
librar, en cada encarnación, incontables batallas –biológicas, hereditarias,
bacteriológicas, fisiológicas, climáticas, sociales, éticas, políticas,
sociológicas, psicológicas y metafísicas-* es decir, toda clase de conflictos
internos y externos.
Es preciso
iniciar cada día una nueva batalla psicológica e pos de la salud, la
prosperidad, el autocontrol y la sabiduría a fin de que el hombre avance hacia
la victoria y recupere, de ese modo, cada centímetro perteneciente al alma que
ha sido ocupado por las fuerzas rebeldes de la ignorancia.
El Guita
señala en su primera estrofa la necesidad fundamental de que el hombre
practique cada noche la introspección, para que le sea posible discernir
claramente que fuerza –la del bien o la del mal- ha ganado la batalla
cotidiana.
Las facultades e instrumentos creativos del
alma son de naturaleza astral y causal. Cuando el alma entra en la célula huevo
o zigoto, se encuentra revestida de dos cuerpos sutiles: una forma causal de
«ideatrones», que a su vez está encerrada en una forma astral de «vitatrones».
El cuerpo causal, llamado así porque es el causante de las otras dos envolturas
del alma, consta de treinta y cinco ideas o fuerzas de pensamiento (que he
denominado «ideatrones»), a partir de las cuales se forma el cuerpo astral,
hecho de diecinueve elementos, y el cuerpo físico, compuesto de dieciséis
elementos químicos densos.
Los
diecinueve elementos del cuerpo astral son: la inteligencia (buddhi), el ego
(ahamkara), el sentimiento (chitta), la mente (manas, la conciencia sensorial),
los cinco instrumentos del conocimiento (las contrapartes sutiles de los
sentidos físicos de la vista, el oído, el olfato, el gusto y el tacto), los
cinco instrumentos de la acción (que guardan correspondencia mental con las
habilidades de procrear, excretar, hablar, caminar y ejercer trabajos manuales)
y los cinco instrumentos del prana (que activan las funciones corporales de
cristalización, asimilación, eliminación, metabolización y circulación). Estos
diecinueve poderes del cuerpo astral son los que construyen, mantienen y dan
vida a la densa forma física. Los centros de vida y conciencia a partir de los
cuales operan estos poderes son el cerebro astral (o «loto de mil pétalos» de
luz) y el eje astral cerebroespinal (o sushumna), que contiene los seis chakras
o centros sutiles. En relación con el cuerpo físico, los chakras se encuentran
localizados en la médula oblongada y en cinco centros de la columna vertebral:
el centro cervical (opuesto a la garganta), el dorsal (opuesto al corazón), el
lumbar (opuesto al ombligo), el sacro (opuesto a los órganos reproductores) y
el coccígeo (en la base de la columna) .
L A S FUERZAS
DE LA MENTE MENOS REFINADAS se manifiestan en las estructuras más burdas del
cuerpo; en cambio, las sutiles fuerzas del alma — la conciencia, la
inteligencia, la voluntad, el sentimiento— precisan del bulbo raquídeo y de los
delicados tejidos del cerebro para habitar allí y manifestarse a través de
ellos.
En términos
simples, las cámaras interiores del palacio del rey Alma se hallan ubicadas en
los centros sutiles de la supraconciencia , la Conciencia de Cristo o de Krishna
(Kutastha Chaitanya o Conciencia Universal) y la Conciencia Cósmica . Estos
centros se encuentran, respectiva- mente, e n el bulbo raquídeo, en la porción
frontal del cerebro a nivel del entrecejo (asiento del ojo único u ojo
espiritual) y en la parte superior del cerebro (el trono del alma, en el «loto
de mi l pétalos»). En dichos estados de conciencia, el rey Alma gobierna con
supremacía como la imagen pura de Dio s en el hombre. Por el contrario, cuando
el alma desciende a la conciencia corporal, permanece bajo la influencia de maya
(la ilusión cósmica) y de avidya (la ilusión o ignorancia del individuo, la
cual crea la conciencia del ego). Cuando es seducida y tentada por el engaño
cósmico o Satanás psicológico, el alma se convierte en el ego limitado, que se
identifica con el cuerpo, así como con sus familiares y posesiones. El alma, en
el papel del ego, se atribuye a sí misma todas las limitaciones y restricciones
del cuerpo. Una vez que ha aceptado tal identificación, y a no puede expresar
su omnipresencia, omnisciencia y omnipotencia. Imagina que se halla sometida a
las limitaciones —a l igual que u n acaudalado príncipe que, al vagar por los
vecindarios pobres en estado de amnesia, podría imaginar que es pobre—. En ese
estado de ilusión, el rey Ego toma el control del reino corporal.
La
conciencia del alma puede decir, junto con el Cristo que se hallaba despierto
en Jesús: «El Padre y yo somos uno». L a engañada conciencia del ego dice: «Soy
el cuerpo; éstos son mi s familiares, éste es mi nombre, éstas son mi s
posesiones». Au n cuando el ego cree que gobierna, en realidad es u n
prisionero del cuerpo y de la mente, que a su vez son títeres de las sutiles
maquinaciones de la Naturaleza Cósmica.
Lo mismo
ocurre en el microcosmos: el cuerpo y la mente humanos son verdaderos campos de
batalla en los que se entabla la guerra entre la sabiduría y la fuerza ilusoria
consciente que se manifiesta como avidya, la ignorancia. Todo aspirante
espiritual que tenga el propósito de establecer en su interior el gobierno del
rey Alma debe derrotar a las fuerzas insurgentes del rey Ego y sus poderosos
aliados. Y ésa es la batalla que se está librando en el campo de Dharmakshetra Kurukshetra.
Es aquí
donde residen rajas y tamas (con predominio de rajas); es decir: la acción de
tamas sobre las vibraciones elementales creativas cósmicas —tierra, agua,
fuego, aire y éter — crea la densa materia atómica del cuerpo físico, y hace
que la materia se manifieste en cinco clases distintas reconocibles: sólida,
líquida, ígnea, gaseosa y etérea. Tamas es la cualidad negativa u oscura de la
naturaleza; por ello, es la responsable de ocultar la verdadera esencia sutil
de la materia bajo la cubierta de una burda apariencia, y de causar la
ignorancia en el hombre—que es quien percibe—. E l predominio de rajas (la
cualidad activadora) en este campo de Kurukshetra se pone de manifiesto en la
naturaleza inquietamente activa del hombre y en el carácter siempre cambiante
del mundo que él se esfuerza de manera infructuosa por controlar.
L A BATALLA
DE KuRUKSHETRA que se describe en el Guita es, por consiguíente, el esfuerzo
necesario par a ganar las batallas que se libran en las tres partes del campo
corporal:
1 ) La
lucha material moral entre el bien y el mal , entre la acción correcta y la
incorrecta, en la planicie sensorial de Kurukshetra .
2 ) La
guerra psicológica que e n la meditación yóguica se emprende sobre la planicie
cerebroespinal de Dharmakshetra Kurukshetra entre las tendencias e inclinaciones
mentales de manas, que impulsan la vida y la conciencia hacia el exterior, en
dirección a la materia , y las tendencias puras discernidoras de la
inteligencia huddhi, que atraen la vida y la conciencia hacia el interior, en
dirección al alma .
3 ) La
batalla espiritual que en profunda meditación yóguica se libra en la planicie
cerebral de Dharmakshetra par a vencer los estados inferiores de conciencia y
disolver toda conciencia de ego y sentimiento de separación de Dios en el
estado de samadhi: la victoriosa unión del alma y el Espíritu en la conciencia
cósmica.
El yogui
liberado puede entonces desechar los tres revestimientos corporales y permanece
r como u n alma libre en la siempre existente, siempre consciente y eternamente
renovada bienaventuranza del Omnipresente Espíritu; o si decide descender de
nuevo de su samadhi a la conciencia y actividades del cuerpo, lo hace en el
sublime estado de nirvikalpa samadhi.
Todas las
regiones físicas del Reino Corporal se hallan bajo la influencia de diez
príncipes de los sentidos —los poderes sensoriales— que residen en sus
respectivos territorios u órganos sensoriales. Éstos son los cinco sentidos del
conocimiento (la vista, el oído, el olfato, el gusto y el tacto) y los cinco
poderes sensoriales de ejecución (el poder del habla, el poder de locomoción de
los pies, el poder de la destreza manual, el poder de eliminación del ano y de
los músculos excretores y el poder de reproducción de los órganos genitales).
Todos los
príncipes de los sentidos son nobles y bondadosos y se encuentran en sintonía
con los armoniosos poderes discernidores del alma. De ese modo, los sentidos
sirven al propósito que les corresponde, que consiste en proveer u n medio para
que el alma, encarnada como la conciencia pura del hombre, pueda experimentar y
expresarse en el mundo de la materia, así como en el reino del Espíritu.
Los
patrones kármicos creados por las acciones pasadas —físicas o mentales— de una
persona determinan que su alma nazca en un cuerpo masculino o en uno femenino.
A lo largo de sus numerosas encarnaciones, el alma —que es asexual— ha
experimentado los dos sexos, lo cual es motivo suficiente para respetar la
igualdad y las virtudes de ambas expresiones de Dios. El propósito del
matrimonio entre hombre y mujer es que cada cónyuge ayude a elevar al compañero
en un compromiso de divina amistad, amor y lealtad que sirva para acercar a
ambas almas a su verdadera naturaleza en la encarnación que comparten. Provee,
además, el medio y el entorno apropiados para invitar a otras almas que desean
renacer en la tierra a fin de que se incorporen al círculo de su amor en
expansión.
Sin
importar cuántas veces a lo largo de una vida o de muchas encarnaciones parezca
que el rey Ego domina por completo el reino corporal, no puede gobernarlo
durante toda la eternidad. En cambio, si el rey Alma obtiene por un a z el
firme control sobre el reino del hombre, reinará para siempre, lo cual se debe
a la bendita verdad de que el pecado y la ignorancia son solamente velos
temporales que cubren el alma; la sabiduría y la bienaventuranza son su
naturaleza esencial. Aunque el hombre sea pecador durante u n tiempo, es
imposible serlo por siempre o que sufra la perdición eterna. El hombre, hecho a
imagen de Dios, puede que en apariencia desfigure dicha imagen por el mal uso
de su libre albedrío, pero el hollín de la ignorancia no puede destruir el
inmortal sello divino que Dios ha estampado en el ser humano.
Toda
persona debería actuar con libertad, guiada sólo por la más elevada sabiduría y
libre del influjo de los hábitos prenatales indeseables. Por supuesto, el
influjo de los buenos hábitos prenatales no es perjudicial, pero es preferible
llevar a cabo en el presente buenas acciones primordialmente bajo la
inspiración del libre albedrio que previene del alma.
La transmutación de
los deseos
Por lo tanto, otra importante batalla en la que
el alma debe triunfar es la de elevarse por encima e todos los deseos
personales —y a sean de dinero, poder mental, salud física, posesiones, nombre
o fama—, es decir, de todo aquello que ata el alma a la materia y ocasiona en
la conciencia el olvido de Dios.
L a
tendencia moderna consiste en utilizar la religión y a Dios como «anzuelos»
para simplemente obtener salud, prosperidad y felicidad material. Uno debería
buscar a Dios primero, después y siempre, mas no por sus dones, sino como la
Meta suprema de la existencia. De ese modo, el ser humano encontrará, en la
abundancia del amor de Dios, todas las demás cosas que anhela. «Buscad primero
el reino de Dios y su justicia, y todas esas cosas se os darán por añadidura».
En la unidad con Dios, el hombre halla la satisfacción de todos los deseos de
su corazón.
A fin de
contar con buena salud, el hombre debe vivir de modo tan higiénico
que el cuerpo sea inmune a la enfermedad. Por regla general, una dieta ideal
debería componerse principalmente de frutas, verduras, cereales, leche y
derivados lácteos. Es preciso hacer ejercicio y disponer de abundante aire
fresco y luz solar, practicar el autocontrol de los sentidos y emplear técnicas
para relajar el cuerpo y la mente. El abuso de los sentidos (sobre todo del
sexo), el comer en exceso o de manera inadecuada, la falta de ejercicio, de
aire fresco y de luz solar, la falta de higiene, y la tendencia a la
preocupación, el nerviosismo y el estrés, las emociones incontroladas, todo
ello contribuye a destruir la inmunidad natural del cuerpo a las enfermedades.
Elevar nivel de
conciencia: la sabiduría es el estado en que se percibe
la independencia innata del alma con respecto a la materia entera; al no tener
que aferrarse ya a la barca del cuerpo sobre la superficie de un a existencia
material agitada por maya, la liberada conciencia del hombre se sumerge con
audacia en el Océano del Espíritu.
Mientras el
hombre permanezca totalmente concentrado en las mutable s olas de las
alternancias de este mundo de relatividad, se olvidará de identificarse de
nuevo con el subyacente océano inmutable del todo protector Espíritu. Sólo a
través de la percepción del alma podrá el ser humano apartarse de la
fluctuación superficial y alcanzar un estado exento de cambios, en el que la
salud y la enfermedad, la vida y la muerte, el placer y el dolor, así como
todos los pares de opuestos aparecen sólo como cambiante s olas que se elevan y
descienden sobre el regazo oceánico de la Inmutabilidad.
Practica:
1) Mediante la práctica de las técnicas de meditación impartidas por su gurú,
el yogui aspirante fortalece su resolución de hallar a Dios a través de la
realización del Ser. Ya no desea permanecer identificado con la mundaneidad.
2) Aunque
el yogui siente que su conciencia se encuentra libre de todo apego externo, en
su interior todavía se aferra con tenacidad a la conciencia corporal cuando
trata de meditar en Dios.
3) Por
medio de la profunda concentración en la práctica de las técnicas del yoga, el
yogui trata a continuación de silenciar las sensaciones corporales internas y
externas, con el objeto de que sus pensamientos se enfoquen solo en Dios.
4) Mediante
la práctica de la técnica correcta de control de la fuerza vital (pranayama),
el yogui aprende a calmar la respiración y el corazón, y retira la atención y
la energía vital, dirigiéndolas hacia los centros vitales
5) Cuando
el yogui logra aquietar su corazón a voluntad entra en el estado supraconciente.
En la
supraconciencia, el cuerpo físico, que alguna vez pareció tan sólido y
vulnerable, adquiere una nueva dimensión compuesta de energía, luz y
pensamiento: una maravillosa combinación de corrientes que emanan de las
vibraciones creativas de los elementos —tierra, agua, fuego, aire y éter— en
los centros sutiles cerebroespinales.
El yogui
que dirige su conciencia al centro del cóccix (el centro del elemento tierra)
siente que toda la materia sólida está compuesta de la energía atómica y subatómica
contenida en la fuerza vital o prana.
Cuando el
yogui lleva su conciencia y energía al centro sacro (el centro del elemento
agua), experimenta que todas las formas líquidas están compuestas de ríos de
electrones de la sutil fuerza vital.
Cuando el
yogui se retira al centro lumbar (el centro del elemento fuego), percibe que
todas las formas de luz están hechas de «fuego» cósmico o prana.
Cuando el
yogui retira su conciencia al centro dorsal (el centro del elemento aire), ve
que el aire y todas las formas gaseosas están compuestos de prana puro.
Cuando el
yogui puede enfocar su conciencia en el centro cervical (el centro del elemento
éter), percibe que el sutil fondo etéreo en que están impresas las fuerzas más
burdas de la naturaleza está constituido de chispas de fuerza vital cósmica
inteligente o prana.
Cuando el
yogui se retira al centro medular y al del entrecejo, adquiere el conocimiento
de que toda la materia, la energía y el prana inteligente están compuestos por
las fuerzas del pensamiento. Estos dos centros del cerebro son los
interruptores eléctricos de la fuerza vital y de la conciencia responsables de
la creación de la imagen supravitafonica (nosotros la vemos como fenómeno
mental)
He aquí
una necesaria advertencia a todo estudiante: «No creas que eres espiritualmente
avanzado sólo porque hayas oído una conferencia o leído un libro acerca de la
conciencia cósmica, o porque imagines que la has alcanzado, o incluso porque
hayas experimentado visiones astrales (entretenidas y esclarecedoras, pero que
aún pertenecen a la esfera de la materia)». Sólo podrás saber que toda la
materia es pensamiento cuando seas capaz de retirar la fuerza vital y la
conciencia del cuerpo para encauzarlas hacia el centro medular, y logres entrar
en el ojo espiritual —el portal que conduce a los estados superiores de
conciencia.
Cuanto más
profunda sea la meditación del yogui y cuanto mayor sea el tiempo en que pueda
mantener los efectos de las virtudes y percepciones del alma despierta y
expresarlas en su vida cotidiana más se espiritualizará su reino corporal.
Sin ser
jamás víctima de percepciones imaginarios, inspiraciones fantasiosas o
alucinaciones acerca de la “sabiduría “, el superhombre es en todo momento
intensamente consciente del Espíritu Inmanifestado y también del cosmos entero
y de si extraordinaria diversidad.
Libre de
las intoxicaciones que impone la ilusión cósmica y de las engañosas
limitaciones mortales, el superhombre sabe su nombre y conoce sus posesiones
terrenales, pero éstas jamás le poseen ni le limitan. Aunque vive en el mundo,
no pertenece a él.
El
superhombre experimenta las sensaciones, mas no en los órganos sensoriales,
sino como percepciones cerebrales. El hombre medio siente frío o calor en la
superficie del cuerpo; en un jardín contempla sólo externamente la belleza de
las flores; oye sonidos con los oídos; percibe el sabor en el paladar y huele
por medio de los nervios olfativos; el superhombre, en cambio, experimenta esas
sensaciones en el cerebro. Es capaz de distinguir entre la sensación pura y la
reacción de su pensamiento a esa sensación. Percibe las sensaciones, los
sentimientos, la voluntad, el cuerpo y la percepción misma —todo— en forma de
pensamientos, como simples sugerencias emanadas de Dios cuando El sueña a
través de la conciencia del hombre.
Estrofa 2
Los
ejércitos adversarios: las fuerzas espirituales y las materialistas
Estrofa 3
Durante la introspección
del devoto, el Rey Deseo Material se dirige a su preceptor Drona , el Habito.
Ya se ha
establecido que Drona representa los samskaras, las tendencias de los hábitos
del pasado. Drupada, como se explicará con mayor detalle en la siguiente
estrofa, representa el desapasionamiento, la aversión hacia los placeres
materiales como resultado del profundo fervor espiritual y la devoción divina.
En el comienzo, al devoto Ie parece que su ferviente deseo espiritual y sus
inclinaciones internas o samskaras son amigos. Pero cuando los samskaras
manifiestan sus tendencias .sensoriales materiales, el deseo espiritual rechaza
esa compañía. El hábito contraataca, entonces, y busca vengarse del fervor
espiritual del devoto haciéndolo prisionero de los hábitos y tendencias
latentes del pasado, a los que incita para frustrar al aspirante espiritual,
quien deberá enfrentar primero a sus malos hábitos, hasta encontrarse
sólidamente establecido en la vida espiritual. Al rechazarlos, descubrirá de
pronto que su atesorada libertad soberana no es aún completa, sino que todavía
es prisionera de los samskaras, que hasta entonces se hallaban en estado
latente, los cuales atan su libre voluntad discernidora. El devoto se da cuenta
de que su fervor espiritual puede gobernar con toda efectividad esa mitad del
reino corporal conectada con los sentidos que están inclinados hacia la materia
(la porción sur, o sea, los centros espinales inferiores, que gobiernan las
actividades sensorias del reino corporal físico). Pero el hábito, con sus
dominantes tendencias e impulsos, aún mantiene esclavizado el reino del
discernimiento puro. El devoto resuelto despierta entonces su fervor
espiritual, con la determinación de liberar el alma de todo cautiverio. Su
persistente y profunda devoción le otorga descendencia, es decir, un hijo que
es la luz que revela la verdad y el poder de la intuición despierta:
Dhrishtadyumna. Esta convicción interior, entrenada por el hábito de la
meditación, se convierte en el general de las fuerzas espirituales del devoto y
determina cuál es la disposición y la estrategia de batalla que serán
necesarias para controlar su inquieta mente durante la meditación y conducir
las fuerzas discernidoras a la victoria.
Asi el Rey
Deseo Material y su ejército tendencias sensoriales con sus pensamientos
inquietos tratan de fortalecerse a través del Habito.
…el oculto
general veterano de la despierta Luz Interior, emerge de la supraconciencia con
el objeto de convertirse en un guía activo de las fuerzas del discernimiento.
Es
beneficioso comenzar a meditar a temprana edad, pero si esto no es posible, es
conveniente llevar a cabo dicha práctica cada día y con asiduidad tan pronto
como se desarrolle la inclinación discernidora de la mente.
Estrofas 4-6
LA
INTROSPECCIÓN DIVINAMENTE GUIADA de Arjuna revela que el rey Duryodhana-Deseo
Material le está señalando lo siguiente a Drona-Samskara, el preceptor de las
buenas y malas tendencias: «Los arqueros del discernimiento, comparables al
magistral Arjuna (el Autocontrol) y a Bhima (el Control Vital), poderosos
señores del carro corporal, todos ellos están en posición de batalla con el
propósito de destruir a mis soldados de las actividades sensoriales. Ellos son
Yuyudhana (la Devoción Divina), Virata (el Éxtasis o Samadhi), Drupada (el
Desapasionamiento Extremo), Dhrishtaketu (el Poder de Resistencia Mental),
Chekitana (la Memoria de lo Espiritual), Kashiraja (la Inteligencia
Discernidora), Purujit (la Interiorización de la Mente), Kuntibhoja (la Postura
Correcta), Shaibya (el Poder de Adhesión Mental), Yudhamanyu (el Control de la
Fuerza Vital), Uttamaujas (el Celibato Vital), el hijo de Subhadra, es decir,
Abhimanyu (el Autodominio) y los hijos de Draupadi (las manifestaciones
características de cada uno de los cinco centros espinales que han despertado)
El yoga es una ciencia que abarca la creación
entera. El ser humano, así como también cada átomo del universo, es la
manifestación del funcionamiento de esta ciencia divina. La práctica del yoga
se basa en un conjunto de disciplinas por medio de las cuales se desarrolla
paulatinamente una comprensión de esta ciencia a través de la experiencia
personal y directa de Dios, que es la Causa Suprema.
EN
REALIDAD, EL MUNDO físico no es más que materia inerte. La vida y la animación
inherentes a todo cuanto existe, desde el átomo hasta el ser humano, proceden
de las sutiles fuerzas del mundo astral. Éstas, a su vez, se han desarrollado a
partir de fuerzas aún más sutiles existentes en la creación causal o
ideacional: los vibratorios pensamientos creativos que emanan de la conciencia
de Dios. E l hombre —e l microcosmos— es, en todos los aspectos, un epítome del
macrocosmos. Su cuerpo físico está constituido de materia densa; su energía
vital y su capacidad para percibir por medio de los sentidos y de conocer a
través de la conciencia dependen de los poderes y fuerzas sutiles de sus
cuerpos astral y causal (los cuales son instrumentos del alma, o sea, la
conciencia individualizada de Dios que mora en ellos)
Las fuerzas
del cuerpo astral crean y sostienen en forma directa el cuerpo físico. El
cuerpo y los poderes astrales están constituidos principalmente por corriente
vital o prana. La corriente vital es una combinación de conciencia y
electrones, a la que he denominado «vitatrones». La diferencia entre los
vitatrones y los electrones reside en que los primeros son inteligentes, y los
segundos, mecánicos. Así como el cuerpo físico tiene un cerebro, una médula
espinal con pares de nervios que forman los plexos en las regiones cervical,
dorsal, lumbar, sacra y coccígea, además de un sistema nervioso periférico con
numerosas ramificaciones, de igual modo el cuerpo astral posee un cerebro
astral de mil rayos (el loto de mil pétalos), una columna astral con centros
sutiles de luz y energía, así como un sistema nervioso astral, cuyas miríadas
de conductos luminosos reciben el nombre de nadis. La fisiología del cuerpo
astral es la que anima la fisiología del cuerpo.
Asi como el
cuerpo físico está compuesto principalmente de carne y el cuerpo astral de
prana –luz inteligente o vitatrones –de manera semejante el cuerpo causal está
compuesto específicamente de conciencia – ideas – a las que he denominado
ideatrones. La presencia de las fuerzas del cuerpo causal que se hallan en el
fondo de los cuerpos astral y físico es lo que ocasiona y sostiene la
existencia misma haciendo dl hombre un ser consciente y sensible. El cuerpo
causal posee un cerebro espiritual constituido de sabiduría y un eje espinal
espiritual denominado brahmanadi. Las formas de los tres cuerpos y sus columnas
se refieren más bien a una cuestión de grados de densidad que se superponen uno
sobre el otro, en que el más sutil queda envuelto por el más denso, pero no lo
obstaculiza. Los instrumentos: físico, astral causal del alma, existen y
funciona como un todo integrado que resulta de la interacción de diversa s
fuerza s de variada densidad y sutileza.
Dentro del
«canal» cerebroespinal causa lo brahmanadi, existen siete centros espirituales
de conciencia, correspondientes a los centros sutiles de luz y energía del
cuerpo astral. Los cuerpos físico, astral y causal están interconectados en
estos centros, uniendo los tres cuerpos para que funcionen en conjunto: un vehículo
físico, animado por vida astral, dotado de conciencia causal, que le
proporciona el poder para conocer, pensar, ejercer la voluntad y sentir.
El cerebro
causal es u n receptáculo de conciencia cósmica —la siempre existente, siempre
consciente y eternamente renovada dicha del Espíritu— y de su expresión individualizada:
el alma . A medida que conciencia desciende a través de los centros causales
cerebroespinales, se manifiesta como sabiduría en el cerebro causal; como
intuición en la médula causal; como calma en el centro cervical causal; como la
conciencia que subyace al poder de la fuerza vital en el centro dorsal causal;
como la conciencia o poder de autocontrol en el centro lumbar causal; como el
poder de adhesión en el centro sacro causal; y como el poder activo de
resistencia en el centro coccígeo causal. Estas manifestaciones de la conciencia
cósmica del alma que descienden a través de los centros cerebroespinales
causales envían sabiduría, por acción de la voluntad, a las «células» del
sinfín de pensamientos que constituyen el cuerpo causal.
A medida
que esta conciencia fluye hacia el exterior desde el cuerpo causal al cuerpo
astral y luego al cuerpo físico, atraída por el magnetismo del apego sensorial
a la materia, la refinada expresión de la conciencia cósmica primordial se
torna cada ve z más densa y sujeta al engaño, y va perdiendo su verdadera naturaleza,
que es el Espíritu. La sabiduría o inteligencia pura de la bienaventuranza
deviene en discernimiento.
El
discernimiento distorsionado por las limitaciones inherentes a las impresiones
sensoriales se transforma en la mente ciega guiada por los caprichos. A l
expresarse de modo aún más burdo, la mente se convierte en vida desprovista del
poder del conocimiento; la vid a se vuelve materia inerte.
El cultivo
de las cualidades discernidoras a través de las acciones espirituales
apropiadas y la meditación yóguica le capacita finalmente para retirar la capa
del intelecto, a fin de revelar la sutil envoltura de la bienaventuranza
(anandamaya kosha), la cual constituye el cuerpo causal que cubre su alma y
está dotada de la facultad de la pura y omnisciente sabiduría e intuición. Al
abrir la envoltura de la bienaventuranza, por medio de una meditación más
profunda, el yogui funde su alma en la gozosa unidad con Dios.
Los principales
poderes de discernimiento del alma
En orden
ascendente, el significado de los cinco Pandavas es el siguiente:
SAHADIAA:
la Moderación, la capacidad de permanecer alejados del mal (Dama, el poder
activo de resistencia, la tenacidad, que permite controlar los inquietos
órganos externos de los sentidos); y el elemento vibratorio «tierra» del centro
coccígeo o chakra muladhara.
NAKULA: la
Observancia, la capacidad de obedecer las leyes del bien (Sama, el poder
positivo o de absorción, la atención, que permite controlar las tendencias
mentales); y el elemento vibratorio «agua» del centro sacro o chakra svadhishthana.
ARIUNA : el
Autocontrol; y el elemento vibratorio «fuego» del centro lumbar. Este centro,
el chakra manipura, confiere el poder ígneo de la fortaleza corporal y mental
para luchar contra la abrumadora embestida de los soldados sensoriales. Es el
que refuerza los buenos hábitos y acciones; el entrenador de los hábitos.
Mantiene el cuerpo erguido, produce la purificación del cuerpo y de la mente y
posibilita la meditación profunda.
Cuando
consideramos su función dual, entendemos, además, las razones por las cuales
este centro representa alegóricamente a Arjuna, el más diestro de los
integrantes del ejército pandava. Se trata del pivote o punto de inflexión en
la vida del devoto entre el denso materialismo y las más refinadas cualidades
espirituales. Arjuna también representa al devoto y dotado de autocontrol,
paciencia y determinación en cuyo interior se desarrolla la batalla de
Kurukshetra
Los dos
Pandavas restantes son:
BHIMA : el
Poder de la Vitalidad, la fuerza vital (prana) que se encuentra bajo el control
del alma; y el elemento vibratorio creativo «aire» (o prana) del centro dorsal
o chakra anahata. La fuerza de este centro ayuda al devoto en la práctica de
las técnicas apropiadas de pranayama para calmar la respiración y controlar la
acometida de la mente y de los sentidos. Se trata del poder por medio del cual
se aquietan los órganos internos y externos y se termina con la invasión de
todas las pasiones (como la lujuria, la codicia o la ira). Es el poder que
elimina las enfermedades y las dudas. Ls el centro del amor divino y de la
creatividad espiritual.
YUDHISTHIRA
: la Calma Divina; y el elemento vibratorio creativo «éter» del centro cervical
o chakra vishuddha. Con buen criterio, se describe a Yudhisthira, el mayor de
los cinco hijos de Pandu buddhi, el intelecto puro), como el rey de todas las
facultades discernidoras, ya que la calma es el principal factor necesario para
que pueda expresarse el discernimiento correcto. Es la capacidad para inferir
los efectos de las acciones equivocadas, y la capacidad para asimilar, a través
de la calma. Es la facultad de la imaginación intuitiva, la capacidad de
imaginar o visualizar una verdad hasta que ésta se manifiesta claramente.
La correlación
entre el Yoga de Pantajali y la batalla alegórica del Guita
En tanto
que el Guita describe en forma alegórica el proceso para unificarse con Dios,
Patanjali se refiere al método científico por medio del cual se alcanza la
unión del alma con el Espíritu indiferenciado.
Pantajali inicia sus Yogas Sutras con la siguiente definición del yoga:
“La neutralización de las fluctuaciones alternantes de la conciencia. “
Continúa
Patanjali: «Entonces, el observador mora en su propia naturaleza o ser» (1:3),
en referencia al verdadero Ser, el alma. Es decir, que alcanza la realización
del Ser, la unidad del alma con Dios. Patanjali explica en los sutras 1:20-21:
«[La obtención de esta meta del yoga] está precedida por shraddha (la
devoción), virya (el celibato vital), smriti (el recuerdo), samadhi (la
experiencia de la unión con Dios durante la meditación) y prajna (la
inteligencia discernidora). Se hallan más próximos de alcanzar dicho estado
aquellos que poseen tivra-samvega, fervor divino (ardiente devoción por Dios y
esfuerzo por alcanzarle, y desapasionamiento extremo hacia el mundo de los
sentidos)».
En estos
sutras, encontramos a los primeros seis soldados metafísicos, prontos a
auxiliar al yogui en la batalla por alanza r la realización del Ser:
1 .
YUYUDHANA: LA DEVOCIÓN DiVINA (SHRADDHA)
Representa
el principio atractivo del amor, cuyo “deber” es atraer a la creación para
llevarla de regreso hacia Dios. Es el impulso inherente al corazón de conocer a
Dios.
2.
UTTAMAUIAS: E L CELIBAT O VITA L (VIRYA)
El
significado literal de Uttamaujas, el guerrero del Mahabharata, es «de
sobresaliente valor». La interpretación habitual que se da al término virya de
Patanjali es «heroísmo» o «valentía». Pero en la filosofía del voga, virya se
refiere también al semen creativo, el cual, si en vez de ser disipado
sensualmente es transmutado para que se convierta en su pura esencia vital,
proporciona gran fortaleza física, vitalidad y valor moral
3.
CHEKITANA: EL RECUERDO ESPIRITUAL (SMRITI)
Chekitana
significa “inteligente” El termino smriti de Pantajali significa “recuerdo”,
tanto humano como divino. Se trata de aquella facultad mediante la cual el
yogui trae a la memoria su verdadera naturaleza, el hecho de haber sido creado
a imagen de Dios. Cuando ese recuerdo aparece o brilla en su conciencia le
brinda esa inteligencia o percepción clara que ayuda a iluminar su sendero.
4.Virata :
el extasis (Samadhi)
A fin de
que las cualidades del discernimiento puedan recuperar el reino que les
corresponde por legitimo derecho, el devoto debe obtener primero dichas cualidades
durante la meditación. De este modo , Virata representa el Samadhi del texto de
Pantajali, los estados temporales de unión divina en la meditación de los
cuales el yogui obtiene fortaleza espiritual. El estado de unidad con Dios
alcanzado en la meditación profunda, destierra la ilusión por la cual el alma
contempla a través de la naturaleza del ego, las formas diversas de la
naturaleza y los pares de opuestos y no al Unico Espiritu Verdadero.
5.
KASHIRAJA: La iteligencia discernidora (Prajna)
Protege al
devoto de caer en las trampas de las astutas tropas del falso razonamiento.
6. DRUPADA:
El desapasionamiento extremo
Desapasionamiento
por las cosas del mundo que nace de un ardiente anhelo de emancipación. El
significado de la palabra encierra, mas bien, una devoción tan ardiente por
alcanzar la meta espiritual –un sentimiento que impulsa al devoto a lanzarse a
la acción positiva y la actividad mental intensa- que el anhelo por el mundo se
transmuta de forma natural en un deseo por Dios que le colma plenamente.
Los
SIGUIENTE S ALIADO S de los Pandavas representan los principios fundamentales
del yoga. Se conoce a estos jogangas o miembros del yoga como el Óctuple
Sendero del Yoga descrito por Patanjali. Ellos se encuentran enumerados en sus
yoga Sutras, 11:29, y son los siguientes: (la
conducta
moral, evitar las acciones inmorales), niyama (las observancias religiosas),
asana (la postura correcta para lograr el control del cuerpo y de la mente),
pranayama (el control del prana, la fuerza vital), pratyahara (la
interiorización de la mente), dharana (la concentración), dhyana (la
meditación) y samadhi (la unión divina).
Continuemos,
pues, con la descripción de los soldados metafísicos:
7.
DHRISHTAKETU : EL PODER DE RESISTENCIA MENTAL (YAMA)
Dhrishtaketu representa el poder interior de
aquel devoto que posee el buen criterio para atacar con valor —es decir, el
poder mental para resistir— las perversas inclinaciones hacia el comportamiento
inmoral.
Así pues, representa
el concepto Jama de Patanjali, la conducta moral. Esta primera etapa del
Óctuple Sendero se cumple mediante la observancia de los preceptos prohibitivos
—abstenerse de herir a los demás, de mentir, de robar, de comportarse
licenciosamente y de codiciar—. Si se los comprende en su cabal significado,
estos principios abarcan la I totalidad de la conducta moral. Mediante la
observancia de dichos principios, el yogui evita las dificultades mayores o
fundamentales que podrían obstaculizar su avance hacia la realización del Ser.
Quebrantar las normas de la conducta moral no sólo causa dolor en el presente
sino efectos karmicos perdurables que atan al devoto al sufrimiento y a las
limitaciones mortales.
Dhrishtaketu,
el Poder de Resistencia Mental, combate el deseo de entregarse a todo
comportamiento contrario a la ley espiritual y ayuda a neutralizar los efectos
kármicos de los errores del pasado.
8. SHAIBYA
: El poder de adhesión mental (Niyama)
Aquel que
se adhiere a lo que es bueno o auspicioso, a lo que conduce a su propio
bienestar. La pureza de cuerpo y mente, el contentamiento en toda
circunstancia, la autodisciplina, la introspección (contemplación) y la
devoción a Dios. Yama y niyama son el cimiento sobre el cual el yoqui comienza
a edificar su vida espiritual.
9.
KUNTIBHOJA : La postura correcta (Asana)
10.
YUDHAMANYU : El control de la fuerza vital (Pranayama)
Aquella
cuya principal actividad es luchar con el fin de poner de manifiesto la
conciencia divina. El devoto que medita se encuentra entre ambos mundos: se
esfuerza por entrar en el reino de Dios, pero al mismo tiempo se mantiene
ocupado en luchar contra los sentidos.
11. PURUJIT
: La interiorización (Pratyahara)
Aquel que
controla o domina a los muchos (soldados de los sentidos) de las ciudadelas
sensoriales del cuerpo. Pantajali, la etapa en que la conciencia se retira de
los sentidos como resultado de la practica exitosa del pranayama o control de
la fuerza vital (los poderes astrales) que anima los sentidos y lleva sus
mensajes al cerebro. Cuando el devoto ha alcanzado el estado de pratyahara, la
corriente vital se desconecta de los sentidos y la mente y la conciencia se
aquietan e interiorizan.
12.
SAUBHADRA : es decir ,el hijo de Subhadra (Abhimanyu) : el autodominio
(Samyama)
Los
primeros cinco pasos son las etapas preliminares del yoga . El samyama – de sam
, juntos y yama , sostener – está formado por el trio arcano : dharana (la
concentración) , dhyana (la meditación ) y Samadhi (la unión divina ), y
constituye el yoga propiamente dicho.
La
culminación del samyana o autodominio llega cuando el que medita, el proceso de
la meditación y el objeto de la meditación se vuelven uno solo – cuando se
alcanza la completa realización de la unidad con el Espiritu. Abhimanyu es el
autodominio que otorga luz o iluminación . Aquel cuya mente intensamente
concentrada brilla por doquier; es aquel grandioso guerrero pandava cuyas
victorias le permiten al yogui contener las embestidas de la inquieta y
engañosa conciencia del ego, de los sentidos y de los habitos y asi permanecer
, por períodos cada vez más prolongados , en el estado de divina conciencia del
alma – tanto durante la meditación como después de esta.
13. LOS
HIJOS DE DRAUPADI : Los cinco centros espinales despiertos por la acción de la
Kundalini.
Estrofa 7 /8
Quienes
dirigen mi ejercito de los sentidos sois tu mismo (Drona, el Habito o Tendencia
Interior) , Bhisma (el Ego Observador Interno) , Karna (el Apego), Kripa (el
Engaño Individual) , Ashvatthaman ( el Deseo Latnte), Vikarna (la Repulsion) ,
Somadatti (el Hijo de Somadatta) es decir, Bhurishravas, que representa el
Karma o la Accion Material) y Jayadratha (el Apego al Cuerpo).
Las
flaquezas y deficiencias que se han convertido en una cómoda segunda naturaleza
en el ser humano siempre se perturban ante el despertar de la conciencia y del
innato discernimiento que se encontraban adormecidos.
LAS FUERZAS
SIMBOLICAS QUE SE OPONEN A LAS CUALIDADES DEL ALMA.
1. KRIPA : El engaño individual (Avidya
)
La
ignorancia consiste en percibir lo perecedero, lo impuro, lo maligno y lo que
no es el alma cmo si fuese lo eterno, lo puro, lo bueno y el alma. Es la
hipnosis cósmica individual, o engaño sobre las formas, que les hace
expresarse, percibir e interactuar como si cada una tuviese su propia realidad
por separado. (Maya y avidya : el engaño
y la ignorancia)
El hombre
común permanece anonadado ante las tentadoras propuestas de las ilusorias
experiencias sensoriales y se aferra a las engañosas formas materiales como si
éstas fuesen la realidad, la causa y la seguridad de su existencia. El yogui,
por el contrario, en todo momento se encuentra consciente en su interior de la
única Realidad, el Espíritu, y contempla maya y avidya —la ilusión universal y
la individual, respectivamente— sólo como una tenue red que mantiene unidas las
fuerzas atómicas, magnéticas y espirituales que le proporcionan una mente y un
cuerpo con los cuales desempeñar un papel en el drama cósmico de la creación
del Señor.
2. BHISHMA: El Ego ( Asmita)
Es el
patriarca de la existencia individual , la cusa mediante la cual la forma y la
percepción de la forma surgen a la existencia a través de los elementos
creativos ( tattvas) que dan origen al cuerpo del hombre y a sus instrumentos
de percepción sensorial y de acción.
El ego
cobra existencia cuando el alma (el observador), la imagen de Dios en el
hombre, olvida su verdadero Ser divino y se identifica con los poderes de
percepción de acción localizados en los instrumentos del cuerpo y de la mente
Asmita es, por lo tanto, la conciencia en la que el observador (ya sea ti alma
o su pseudonaturaleza, el ego) y sus poderes de discernimiento se encuentran
presentes como si fueran una unidad indivisible.
El grado de
ignorancia o iluminación inherente a esta identificación depende de la
naturaleza de los instrumentos respectivos a través de los cuales se manifiesta la yoidad o
individualidad. Cuando la yoidad se identifica con los burdos sentidos y sus
objetos (el cuerpo físico y el mundo
material), se convierte en el ego físico, destructor de la sabiduría.
Cuando se encuentra identificada con los instrumentos sutiles de percepción y
conocimiento del cuerpo astral, esta yoidad se convierte en un sentido más
claro del ser, el ego astral, cuya auténtica naturaleza puede verse afectada de
manera adversa por la influencia ilusoria de la naturaleza física o, por el
contrario, puede hallarse en sintonía con la conciencia de sabiduría del cuerpo
causal y, mediante la identificación con dicho instrumento, convertirse en el
ego discernidor.
Cuando la
yoidad se expresa únicamente a través de la sabiduría intuitiva pura, que es el
instrumento del cuerpo causal, se convierte en el ego discernidor puro (el ego
divino) o en su expresión más elevada: el alma, el reflejo individual del
Espíritu. El alma —e l más puro sentido individual del ser— conoce su identidad
con la omnisciencia y omnipresencia del Espíritu y sólo utiliza los
instrumentos del cuerpo y de la mente como un medio de comunicación e
interacción con la creación objetivada. Por eso las escrituras hindúes
declaran: «Cuando este "yo" muera, sabré quién soy».
3. KARNA: El apego (Raga)
Es aquella
inclinación (apego) que tiene su fundamento en el placer
4. VIKARNA : La Repulsion ( Dvesha)
El ser
humano se apega entonces a lo que le agrada y evita lo que le disgusta en vez
de ejercitar su libre albedrio discernidor y seguir aquello que es realmente
correcto y lo mejor para él .
5. JAYADRATHA : La inclinación a
apegarse al cuerpo (Abhinivesha)
Aquel que
vence por causa de su profundo apego a la vida – un profundo apego a la
continuación de su estado encarnado de existencia -. No solo se expresa como el
temor a la muerte, sino que además despierta en el hombre gran número de
características y acciones mortales contrarias a la naturaleza inmortal del Ser
verdadero o alma: el egoísmo, la avaricia, la actitud posesiva o la acumulación
de riquezas en la tierra como si ésta fuese el hogar permanente del ser humano.
6. EL HIJO DE SOMADATTA , ES DECIR BHURISHRAVAS
: La acción Material (Karma)
El Karma
significa la acción material, aquella instigada por el deseo egoísta, y que
pone en movimiento la ley de causa y efecto. El Karma del pasado se destruye
soportando estos efectos, aprendiendo de ellos y actuando de manera
constructiva y espiritual para encontrar una salida. Los actos de un yogui que
se ha establecido en la realización del Ser – la Suprema sabiduría – no dejan
huellas que le aten, ni buenas ni malas. Bhurishravas – la acción material
que produce efectos vinculantes porque es instigada por el deseo egoísta –
debe, por consiguiente, ser vencido por el aspirante del yogui.
7. DRONA (A QUIEN SE HABLA EN ESTA
ESTROFA LLAMANDOLE BHAVAN, TU ) :El hábito o Samskara, la tendencia interna
(Vipaka)
El representa
el hábito o, expresado con mayor precisión, samskara, las impresiones que dejan
en la conciencia los pensamiento y acciones del pasado, los cuales crean una
fuerte tendencia a repetirse. Las características específicas de los
renacimientos de una persona se determinan sobre la base de estas causas (que
clase de persona será, cuál será su salud y vitalidad, sus alegrías y
tristezas.) Permanecer, continuar en una condición determinada. Este deseo es
la raíz eterna de la creación de la Naturaleza.
Ello conduce
a las buenas y malas acciones motivadas por el deseo, así como a sus resultados
o impresiones, que a su vez producen nuevas causas y efectos de una vida a otra
en un ciclo que se perpetúa a sí mismo. En tanto que los deseos no tengan fin,
los renacimientos tampoco tendrán fin.
Es preciso
distinguir esta semilla del deseo o deseo latente del ser humano (Ashvatthaman)
del deseo activo (Duryodhana). Existe una enorme diferencia entre ambos. El
deseo activo es un impulso de la mente que produce un deseo independiente. Este
acto no tiene raíces en el subconsciente.
La
destrucción de las causas de la esclavitud – el deseo material, el ego, el
hábito, el apego, etc- es, por lo tanto, la meta del devoto yogui que, junto
con el divino ejercito pandava del discernimiento y del poder del alma, lucha
contra las malvadas fuerzas kurus.
Estrofa 9
Los seis
defectos del ego identificado con la materialidad
1.KAMA : La
Sensualidad
Con el
pretexto de satisfacer sus necesidades, el ego tienta al hombre a buscar
permanentemente la autosatisfacción, lo cual trae como resultado el sufrimiento
y la aflicción. La Sensualidad se relaciona con el abuso de cualquiera de los
sentidos, o de todos ellos, al buscar el placer o la gratificación, también
busca la gratificación en las riquezas, la posición social, el poder y la
dominación. Por la fuerza de su pasión insaciable, kama adora destruir la
felicidad, la salud, las facultades cerebrales, la claridad de pensamiento, la
memoria y la capacidad de discernimiento del hombre .
2. KRODHA :
La Ira
El deseo
frustrado da como resultado la ira.
3. LOBHA :
La Codicia
Es la
esclavitud a los caprichos, gustos y aversiones. La forma más común de codicia
es el apetito incontrolable del hombre a la comida. En su exteriorización más
ávida y avariciosa, la codicia lleva al robo, la deshonestidad, la estafa y a
obtener provecho personal a expensas del bienestar de los demás.
4. MOHA :
El Engaño
Tanto el ego
como el alma son entidades subjetivamente conscientes, pero el ego tiene
nacimiento y está condicionado, en tanto que el alma es inmortal e
incondicionada
El ego es
la conciencia presente dentro del hombre que lo conecta con su cuerpo y con el
entorno a través de los instrumentos del sentimiento, la voluntad y el
conocimiento. Así como es verdad que una persona materialista no puede ser
consciente de sí misma si se sustrae del ego, así también es cierto que el ego
no puede permanecer disociado por mucho tiempo del entorno interno y externo al
que está atado. Si no existe apego, el ego desaparece. Moha es el apego básico
del ego, su cohesión indivisible con el engaño. Avidya, el engaño individual,
representada por Kripa (el aliado de los Kurus), se explicó en la estrofa 8.
Esta ilusión de individualidad da origen al ego o «conciencia del yo» como
aquello que percibe y experimenta a través de dicha individualidad. El engaño
obstruye el poder potencialmente omnisciente y omnipotente del ser verdadero
Ser, el alma. Romper este apego al engaño significa permitir que el alma
exprese su supremacía , establezca su influencia y expanda la manifestación de
sus infinitas posibilidades.
5. MADA :
El Orgullo
Es un
estado de embriaguez tan grande con la conciencia del yo, que se despide del
alma. 1la palabra shalya significa “falta o defecto” , que en este contexto
implica la cortedad de miras característica del orgullo del ego. El orgullo del
ego de una persona ahuyenta a los demás.
6. MATSARYA
(La Envidia, el Apego Material)
Puesto que
el alma es ilimitada, no permite que la estrechez del ego la coarte. Destruir
la conciencia del ego no significa que se deba vivir una existencia desprovista
de metas, sino que no debería uno identificarse con los apegos del ego a fin de
no limitar su ser. No es preciso que el hombre se desprenda de sus posesiones o
que no cuide de aquello que posee o que ya no procure obtener lo que en realidad
necesita; solo se requiere que en el curso del cumplimiento de sus deberes se
aniquile la esclavitud que impone el ego.
PARA
RESUMIR, EL PRINCIPAL D E LOS MALES que, en la práctica, trae consigo la
conciencia del ego y sus seis defectos es la compulsión creciente a olvidar el
propio Ser —e l alma—, así como sus expresiones, manifestaciones y
requerimientos, ya desarrollar la empecinada tendencia a satisfacer las insaciables
«necesidades» del ego.
En términos
psicológicos, la conciencia del ego consiste en la transferencia e injerto de
una falsa personalidad. Es preciso reconocer y erradicar la usurpadora
conciencia del ego y sus variadas tendencias, que impiden establecer contacto
con el verdadero Ser. Cada vez que se sienta invadido por la ira, el aspirante
a yogui debe tener siempre presente: «¡Ese no soy yo!». Cuando su autodominio
se vea desbordado por la sensualidad o la codicia, debe decirse a sí mismo:
«¡Ese no soy yo»! Cuando el odio amenace oscurecer nuestra auténtica naturaleza
con una máscara de emoción despreciable, debemos disociarnos enérgicamente de
tal emoción y afirmar: «¡Ése no soy yo»! El devoto aprende a cerrar las puertas
de su conciencia para impedir la entrada a los visitantes indeseables que
buscan alojarse en su interior. Y cada vez que otras personas le utilicen o le
maltraten, pero aun así sienta palpitar en su interior el sagrado espíritu del
perdón y del amor, podrá afirmar entonces con toda convicción: «¡Ése sí soy yo!
¡Ésa es mi verdadera naturaleza!».
La
meditación yóguica consiste en el proceso de cultivar y estabilizar la
percepción de nuestra verdadera naturaleza a través de la aplicación de leyes y
métodos psicofísicos y espirituales definidos mediante los cuales se sustituye
el pequeño ego, la defectuosa conciencia humana hereditaria, por la conciencia
del alma
Estrofa 10
Bhishma
(asmita, la conciencia del ego nacida de la ilusión) es el comandante supremo
de todas las unidades del ejército sensorial. El propósito de Bhishma , el ego
o pseudoalma , es mantener la conciencia ocupada constantemente con los
informes y las actividades de los sentidos, y lo logra enfocando la atención en
lo externo, en el cuerpo y I mundo de la materia , en vez de centrarla en Dios
y en la verdadera naturaleza del alma . Esta conciencia atada al cuerpo, cautiva
de la ilusión, es la responsable del despertar de los innumerable s soldados de
las tentaciones y apegos que se encuentran agazapados en el cuerpo humano.
La
meditación es la verdadera panacea con la cual el ser humano puede curarse en
forma permanente a sí mismo como Espiritu puro.
DURYODHANA
–DESEO MATERIAL
Este
«despertar» del alma o realización del Ser se produce primero como una
percepción Transitoria que tiene lugar durante la experiencia del samadhi en la
meditación profunda, después de que, gracias a La práctica exitosa del
pranayama, se ha logrado el control de la fuerza vital y se ha invertido la
corriente de vid a y conciencia desde los sentidos hacia los divinos estados
interiores de percepción del alma y percepción de Dios. A medida que las
experiencias del samadhi del yogui se hacen más profundas y se expanden, esta
realización se convierte en u n estado de conciencia permanente.
Alcanza r
el samadhi o unidad con Dios es el único método por medio del cual se puede derrotar
totalmente la conciencia del ego. EXISTEN DIFERENTES GRADOS de percepción
divina o unidad con Dios.
En primer
lugar, en la supraconciencia se percibe la unidad entre el ego y el alma.
Luego, en los estados de conciencia crística (Kutastha Chaitanya) y conciencia
cósmica se presenta la percepción de la unidad entre el alma y el Espíritu.
Jada
Samadhi, el estado cataléptico inconsciente, no tiene utilidad espiritual
alguna porque únicamente suspende en forma temporal la conciencia y las
acciones del ego.
En el
estado de savikalpa Samadhi, la atención y la fuerza vital se desconectan de
los sentidos y se mantienen identificadas de manera consciente con el siempre
gozoso Espíritu. El alma –el meditador- el estado de meditación y el Espíritu –
el objeto de la meditación – se vuelven uno. La mente del devoto solo es consciente
del Espíritu que mora dentro de él, mas no es consciente de la creación
exterior (el mundo externo) el cuerpo se encuentra en un estado semejante al
trance, pero la conciencia percibe en su totalidad la gozosa experiencia que
tiene lugar en su interior.
En el
estado más avanzado, nirvikalpa samadhi, el alma se percibe a sí misma y
percibe al Espíritu como uno solo; hay una comprensión plena de que la
conciencia del ego, la conciencia del alma y el océano del Espíritu existen
unidos, el alma se halla simultáneamente consciente del Espíritu en su interior
y de la creación en el exterior. (Nota
mía Entiendo que sería el estado primigenio del humano antes del pecado
original. En el paraíso judeo cristiano)
El alma,
que es un reflejo del Espíritu, debe manifestar su naturaleza omnipresente y
omnisciente; el samadhi le recuerda al alma su omnipresencia. Así pues, el modo
de vencer la conciencia del ego consiste en esforzarse por alcanzar el estado
de samadhi a través de la meditación.
Estrofa 11
En su
propósito de ejercer la influencia del engaño y derrotar a los soldados del
alma, el ego es aún más poderoso que el preceptor del Deseo Material, la
Tendencia de los Hábitos del Pasado. Por eso Duryodhana se permite ordenarle,
incluso a su respetado maestro Drena que se sitúe en su puesto en defensa del
ego. Aunque las malas tendencias del pasado sean destruidas, se pueden crear
fácilmente nueva: tendencias perniciosas o incluso buenas tendencias egoístas
con la finalidad de mantener al alma en estado de esclavitud.
UNA RESEÑA
DE LOS PRINCIPALES guerreros y generales de los ejércitos kuru y pandu, ya descritos
en las estrofas 4 a 9, mostrará que el poderío de ambos bandos se halla casi
equilibrado. Por cada mala inclinación, deseo maligno o mal hábito, hay una
correspondiente cualidad divina discernidora que el yogui resuelto puede
utilizar para derrotar o poner en fuga al enemigo. O, a la inversa, puede
decirse que, en el caso del devoto negligente o perezoso, por cada buena
cualidad existe una contraparte negativa siempre dispuesta a disuadir al
ejército que lucha por alcanzar la realización del Ser.
La
formación de combate para la batalla espiritual es la siguiente: Los soldados
del alma, presentes en los siete centros cerebroespinales, son: 1) Sahadeva, el
poder para observar las normas negativas de moralidad (los «no deberás hacer»),
situado en el centro coccígeo o centro del elemento tierra; 2 ) Nakula, el
poder para seguir las normas espirituales positivas prescritas (los «deberás
hacer»), en el centro sacro o centro del elemento agua; 3 ) Arjuna, la divina
fuerza ígnea, el poder de la paciencia y del autocontrol, en el centro lumbar o
centro del elemento fuego; 4 ) Bhima, el aliento vital y la fuerza vital
controlados por el alma, en el centro dorsal o centro del elemento aire; 5 )
Yudhisthira, el rey Calma actuando como
discernimiento divino, en el centro cervical o centro del elemento éter; 6 ) el
Alma o samadhi supraconsciente, la unidad intuitiva con Dios, en el bulbo
raquídeo, y Kjishna o el Espíritu como la Conciencia Crística, en el centro del
entrecejo, directamente conectado e interrelacionado con el centro medular; 7 )
el Espíritu puro, en el sahasrara o «loto de mil pétalos», en el cerebro.
Apoyando su causa están los guerreros metafísicos descritos en las estrofas 4 a
6: Yuyudhana-Devoción Divina (shraddha), Uttamaujas-Celibato Vital (virya),
Chekitana-Memoria Espiritual (smriti), Virata-Extasis (sumadhi),
Kashiraja-lnteligencia Discemidora (prajna), Drupada-Desapasionamiento Extremo
(tivra-samvega), Dhrishtaketu-Poder de Resistencia Mental (yama), Shaibya-Poder
de Adhesión Mental (niyama), Kuntibhoja Postura Correcta (asam), Yudhamanyu-Control
de la Fuerza Vital (pranayama), Purujit-Interiorización (pratyahara),
Abhimanyu-Autodominio (samyama —dharana, dhyana y samadhi—) y Draupadeya , las
vibraciones, luces y sonidos espirituales que se manifiestan en los cinco
centros espinales, los cuales son los puntos focales de la meditación.
En la
descripción del Mahahharata, las divisiones del ejército pandava miran hacia el
Este. El Este significa sabiduría. En el cuerpo o campo de Kurukshetra, el Este
señala hacia el interior, al omnisciente ojo espiritual.
En la
formación de batalla, el bando maligno o kaurava está orientado hacia el Oeste,
hacia el exterior, en dirección a los sentidos. Junto a las fuerzas de los tres
Pandavas presentes en los tres centros espinales inferiores, los soldados del
rey Deseo Materia l ocupan los centros coccígeo, sacro y lumbar —los cuales
gobiernan la actividad sensorial de la identificación con el cuerpo — además de
toda la superficie de la piel y los baluartes de los órganos de los sentidos
controlados por el ego, así como sus fuerzas establecidas en los nervios
encefálicos y en los nervios de los plexos espinales físicos.
Los dos
ejércitos en pugna son igualmente poderosos, ya que gobiernan de manera
alternante el reino del cuerpo. Pero el yogui adquiere valor y perseverancia
sabiendo que la inevitable victoria final está del lado de la virtud. Se aferra
a la verdad de que es antinatural ser malvado o permitir que las desagradables
condiciones perturbadoras surgen del engaño y de las acciones indebidas
gobiernen la mente, en tanto que es absolutamente natural ser virtuoso y
disfrutar del estado de bienaventuranza.
LA NATURALEZA
DEL EGO
BRISHMA, EL
EGO, es chidabhasa, conciencia reflejada; no es el Ser o la luz verdadera, sino
luz reflejada''. El ego es la identificación de la supraconciencia con los
sentidos (o sea, el alma subjetiva), es la identificación del alma
supraconsciente con la conciencia sensorial del cuerpo, El ego es la
pseudoalma, descrito también como la sombra del alma. Es la conciencia
reflejada o subjetiva del hombre que lo vuelve consciente de sus sentimientos,
voluntad, cognición (sensaciones, percepciones, concepciones) y de su entorno.
Es el núcleo consciente de la «yoidad» alrededor del cual giran todos los
pensamientos, sentimientos y experiencias. Todos éstos se le pueden quitar al
ego, pero aun así seguirá existiendo, distante, siempre fuera del alcance, como
un fuego fatuo, aparentemente más allá del poder de definirlo, excepto para
explicar lo que el ego no es. Así pues, definido en términos negativos, el ego
o “yo» —el sujeto— es aquello que no se puede eliminar, a diferencia de todo lo
demás con que el «yo» cree estar identificado.
Y sin
embargo, si todo desapareciese –los pensamientos, las sensaciones, las
emociones, el cuerpo mismo, - el “yo” todavía permanecería. ¿Mediante que poder
sabe el “yo” que existe, aun despojado de todo lo demás? Mediante el poder
intuitivo del eterno Ser verdadero: el alma. El ego puro no es sino el alma, el
jivatman o Ser individualizado encarnado.
El propósito del yoga es proporcionar medidas que permitan establecer la pureza
del ego tanto interna como externamente.
Cada día
durante el sueño los seres humanos se convierten en renunciantes y se despojan
de todos sus falsos títulos y, de vez en cuando, incluso se convierten en
santos. Pero mientras se encuentran activamente ocupados con sus deberes, no
pueden conservar ese estado libre de apegos, por causa de los hábitos
sensoriales que han desarrollado durante el estado consciente.
Si el ser
humano pudiese permanece r por u n período lo suficientemente prolongado sin
identificarse con sus pensamientos y sensaciones —si n estar en un estado
inconsciente o con la mente en blanco -conocería su verdadero Ser a través de
la intuición pura y libre de distorsiones. As í pues, la calma absoluta de la meditación profunda es el único medio para eliminar
la conciencia del ego
Pero en
sentido simbólico significa que aun cuando el ego haya quedado impotente y se
haya vuelto benigno como resultado de la meditación del devoto en el estado de
samadhi, no morirá por completo (el sentido puro de «yoidad» o individualidad
continúa existiendo) hasta que el sol de la conciencia divina presente en el
ojo espiritual se desplace hacia el norte durante el estado de savikalpa Samadhi
en dirección ascendente, hasta el sitio en que se encuentran las fuerzas
sutiles del cerebro; es decir, la más
recóndita y profunda región divina del sahasrara (el más elevado centro
espiritual del cuerpo), en unidad con el Espíritu en nirvikalpa samadhi.
Estrofa 12
La
naturaleza misma del habito es la compulsión automática a hacer aquello a lo
que uno está acostumbrado. Los hábitos continúan repitiendo el mismo viejo patrón,
ignorando a menudo las nuevas órdenes de los deseos. Cuando uno desafía a los
malos hábitos, su instinto de conservación les hace comportarse como si por sí
solos bastasen para aplastar a los buenos hábito se intenciones que se les
oponen, y no tienen tiempo para prestar atención a las exhortaciones que les
invitan a cooperar dentro de u n panorama de acción más amplio y de mayor alcance.
Por consiguiente, los malos hábitos a la larga se destruyen a mismos, pues están
limitados por su confinante fijeza y cortedad de miras; además, dependen para
su misma existencia de los importantes papeles que desempeñan el Deseo Material
y el Ego. Si no existiese el apego del Ego al cuerpo, no existiría e l Deseo
Material; y sin Deseo, no habría Samskara o Hábito. Expresado a la inversa, es
posible aniquilar al Ego si no está protegido por el Hábito y el Deseo Material.
Estrofa 13
Las
estrofas 12 a 18 describen la batalla psicológica interior que se desarrolla en
la meditación por causa de los sonidos vibratorios que, poruña parte, emanan de
las tendencias sensoriales y, por la otra, de las tendencias discernidoras. En
la meditación, el retorno de la conciencia al reino del alma requiere que el
yogui ascienda de la percepción del cuerpo hacia la percepción de la existencia
astral. Es decir, el camino que lleva de la conciencia corporal a la
supraconciencia pasa por un mundo intermedio, el sistema astral o sistema
electrovital del hombre.
Por
consiguiente , el devoto que aspira a avanzar incesantemente en el sendero
espiritual debe calmar la mente por medio de la práctica de las técnicas
apropiadas de concentración ; debe mantener la respiración en calma por medio
del pranayama y de los ejercicios de respiración adecuados; debe conversar la
esencia vital (que por lo general es el sentido del que más abusa ) a través
del autocontrol y buscar solo buenas compañías; asimismo , debe liberar el
cuerpo de la inquietud y de los movimientos innecesarios mediante el control
consciente de la fuerza vital y; también, manteniendo el cuerpo saludable y
entrenándolo con paciente disciplina para ser capaz de sentarse inmóvil en
meditación.
Estrofa 14
Estrofas 15-18
Sin
embargo, cuando se emplean para definir las etapas preliminares de la
percepción divina, y no los estados espirituales avanzados, samprajnata y
asamprajnata constituyen términos relativos que se utilizan para diferenciar las
experiencias suprasensoriales iniciales de la meditación (samprajnata) del
verdadero samadhi o unión con el objeto de la meditación (asamprajnata). Así
pues, samprajnata se refiere a los estados primarios en que ' el objeto de la
meditación «se conoce fielmente o de manera completa» a través de la intuición
que todavía está parcialmente mezclada con los sutiles instrumentos de
percepción propios de la naturaleza, o interpretada por ellos: existe una
interacción entre el conocedor, el proceso de conocer y lo conocido. Por
consiguiente, en ocasiones se le denomina samadhi «consciente», porque las
facultades propias de la naturaleza que se encuentran activas externamente en
la conciencia ordinaria —tales como la mente (manas), el intelecto (buddlii),
el sentimiento (chitta) y el ego (asmita)— están activas internamente en su
forma pura o sutil.
Por
contraste, asamprajnata se refiere entonces a aquellas experiencias
supraconscientes que se perciben a través de la intuición pura o realización
(la percepción directa del alma al volverse una con el objeto de la meditación)
que trasciende todo instrumento de intermediación o principio de la naturaleza.
La intuición es conocer la realidad «cara a cara», sin intermediario alguno.
Más bien,
dado que samprajnata significa conocido con exactitud o en su totalidad», tal
concepto (samadhi inconsciente) no es lo opuesto de asamprajnata, y a que en la
unidad entre conocedor y conocido nada hay por conocer; el devoto se convierte
en el objeto de su meditación. Lejos de tratarse de un estado de inconsciencia,
es un estado de suprema y elevada percepción e iluminación.
Panttanjali
divide samprajnata samadhi en cuatro etapas: 1) savitarka (con dudas o
conjeturas»): la experiencia intuitiva mezclada con la actividad de la mente
argumentativa o dominada por la duda; 2)
savichara («con razonamiento o interrogantes : la experiencia intuitiva
mezclada con la actividad del intelecto guiado por el discernimiento ; 3)
sananda («con gozo»): la interiorizada experiencia intuitiva percibida a través
de chitta, el sentimiento saturado de gozo, y 4 ) sasmita (con
"yoidad" o individualidad): la experiencia intuitiva mezclada con el
sentimiento puro de existir. Estos cuatro estados, que se presentan después de
la interiorización (pratyahara), son resultado de la concentración profunda
(dharana) o percepcion supraconsciente que está limitada al cuerpo.
En la
experiencia sananda se vive la indefinible dicha que acompaña a la comunión con
Dios en su eterna naturaleza de siempre existente, siempre consciente y siempre
renovada Dicha. En el estado de sasmita, el devoto siente que su ser se ha
expandido en cada átomo del espacio como si toda la creación fuese su propio
cuerpo. Es un estado de perfecta calma, en que el devoto, a semejanza de un
espejo, refleja todo cuanto existe.
Cuando el
devoto permanece anclado en la conciencia cósmica y retiene el estado de
percepción divina y omnipresencia, incluso en los momentos en que regresa a la
conciencia corporal y a sus actividades materiales, ha alcanzado entonces
asamprajnata nirvikalpa samadhi.
Estrofa 19
Estrofas 20-23
Un elemento
fundamental para alcanzar el éxito en la meditación es la postura correcta. En
la primera fase de la meditación, la mente del devoto se encuentra
inextricablemente atada a la consciencia sensorial. El devoto que logra la
victoria en la batalla psicológica inicial entra en la segunda fase de la meditación:
la batalle metafísica, en la que su consciencia y energía vital se concentran
en los centros espirituales.
Si los sentidos
triunfan, el devoto caerá prisionero de la carne y esa batalla meditativa en
particular se habrá perdido. Si las fuerzas intuitivas espirituales logran la victoria,
el devoto se internará aún más profundamente en el reino del Espíritu puro.
Esta es la tercera fase de la meditación, el profundo y gozoso Samadhi, en el
que ya no existe tanto peligro de que la conciencia quede atrapada por la
invasión de las inclinaciones sensoriales.
Las
estrofas 21 y 22 describen el segundo estado de meditación. El emplazamiento
del carro de la percepción intuitiva entre las fuerzas en pugna se refiere en
general a los centros espinales, pero también es una alusión específica a los
centros coccígeo, dorsal y medular crístico.
Estrofas 24 a 25
Ahora es el
momento decisivo. Cuando el bien y el mal presentes en el aspirante espiritual
están dispuestos a luchar y cada ejercito afronta una batalla a vida o muerte
por la victoria, el devoto vacilante comienza a racionalizar acerca del
verdadero significado de esa batalla. Entonces su auriga-alma –unido al
Espíritu – lo coloca cara a cara con los enemigos que debe destruir.
Haciendo
intentos esporádicos por practicar la meditación profunda, el devoto en vías de
despertar alcanza el segundo plano de percepción, que le permite apartarse de
vez en cuando de los sentidos y sentir la profunda paz y gozo de su alma
En el
tercer plano de percepción, el yogui que ha desarrollado el autocontrol llega
al punto intermedio en que, al centrar su conciencia en los centros espinales,
obtiene vislumbres de la Bienaventuranza y la percepción divina.
El cuarto
plano de percepción, cuando la conciencia se unifica completamente con el único
Bien- Dios-, el devoto trasciende los estados opuestos del bien y del mal. El
hombre, despierto en Dios, ya no se halla sujeto a las dualidades de la
naturaleza: las experiencias de aflicción y gozo, salud y enfermedad, vida y
muerte. Estos fantasmas del “bien” y del “mal” desaparecen, como sueños que en
realidad son.
El devoto
sincero no solo confía en Dios, sino que además le rinde culto a través de la
comprensión y de la sabiduría. No es que la devoción ciega sea inaceptable para
el Ser Supremo, pero es una forma inferior de espiritualidad. Bendecido con el
divino don de la inteligencia, el raciocinio y el libre albedrio, el hombre
debe adorar a su Creador en verdad y con entendimiento. Le complace al Señor
ver que sus hijos humanos, hechos a su propia imagen, le buscan mediante el don
más elevado que Él les ha concedido: la herencia divina de la inteligencia. El
devoto que emplee esa inteligencia para estudiar con sinceridad el mensaje del
Guita comprobará que éste es un fiel compañero de viaje que no sólo habrá de
guiarle y alentarle, sino que también le advertirá del peligro y le protegerá.
Estrofa 26
Cuando el
devoto atraviesa la fase inicial de la meditación y llega al estado intermedio,
como se describió en la estrofa anterior, adquiere esta aguda visión acerca de
sus queridos parientes psicológicos –las buenas y malas tendencias -, que se
han reunido en el campo de batalla de la conciencia dispuestos a destruirse
unos a otros.
Mientras el
hombre no se halle totalmente bajo la influencia de la sabiduría independiente
del alma, casi todo aquello que él sea o haga será el resultado del hábito o
del condicionamiento.
Cuando uno
permanece pasivamente bajo la influencia de los malos hábitos (su naturaleza
materialista) no experimenta oposición visible alguna por parte de sus buenos hábitos
innatos (las cualidades del alma, o sea, su naturaleza espiritual) Sólo cuando
el devoto se esfuerza activamente por cultivar los buenos hábitos – la
concentración , la calma, la paz – y los hace marchar como soldados hacia el
reino del alma, aparece la feroz oposición de los malos hábitos , la
inconstancia, la inquietud , la ansiedad.
Así ocurrió
con Arjuna (el autocontrol del devoto) Una vez que Krishna (la percepción del alma)
lo sitúa entre los dos ejércitos –el del buen discernimiento y el de las malas
tendencias sensoriales – Arjuna contempla sobrecogido a aquellos guerreros en
formación de batalla, pues los miembros de ambos bandos son sus propios
queridos parientes: los buenos y los malos hábitos que él mismo había creado. A
pesar del creciente poder del discernimiento que apoya al ejército de los
buenos hábitos, al autocontrol le resulta difícil – y muchas veces doloroso
–destruir a esos queridos y viejos familiares que son los malos hábitos.
Estrofa 27
Al seguir
el sendero de la meditación con la esperanza de hallar la completa emancipación,
el devoto descubre que debe destruir sus tendencias materiales, puesto que
éstas conspiran contra la búsqueda de los placeres superiores del alma. Sin embargo,
a causa de su prolongada relación con dichas tendencias, se desalienta ante la
perspectiva de tener que aniquilarlas, y se dice de él que siente conmiseración
hacia sus queridos parientes psicológicos ¿Qué mortal no siente compasión por
su propio ser? Al fin y al cabo, se “trata de mí: así es como soy yo”. Sin
embargo, el Guita se está dirigiendo al verdadero Ser –el alma-, y le advierte
al devoto aspirante que no se deje llevar por la conmiseración hacia esa parte
de su naturaleza que se opone al alma. Es bueno sentirse bien por lo bueno que
hay en uno, pero es malo sentirse mal por el mal que debería ser destruido.
…el
autocontrol no es una tortura que uno se imponga, sino una disciplina que
conduce, por el contrario, a la felicidad del alma. Al apartar la mente de la
complacencia en los míseros placeres inferiores de los sentidos, el hombre
entra en el vasto reino del gozo eterno. Es el astuto engaño del ego malicioso
lo que le hace al hombre creer lo contrario.
Estrofas 28-30
El devoto
dice a su guía interior, el alma:
“A causa
del amor que siento por los buenos y malos hábitos que en mí residen y que se
enfrentan unos con otros, me resisto a dar muerte a mis parientes –los sentidos-
, que por tanto tiempo han habitado en mi reino corporal. Mis piernas –el poder
de la voluntad para ejercer el autocontrol- desfallecen, y la boca –la
intuición espiritual – se me seca. Me estremezco a causa del nerviosismo
mental. Mis energías y pensamientos se lanzan en pos de los sentidos. El
sagrado arco del autocontrol y de las percepciones espinales se resbala de mis
manos y la piel mental –que cubre mi conciencia- arde de inquietud. ¡Oh alma
destructora del mal ¡ , no puedo mantener el equilibrio mental. Mi mente divaga
cuando en la meditación me enfrento a mis enemigos los sentidos. Tengo
premoniciones acerca de un inminente desastre”.
Cuando se
labra la tierra para obtener cultivos, es preciso destruir primero el
exuberante crecimiento de la maleza inútil.
Para pasar
el tiempo, las personas prefieren hacer cualquier cosa excepto meditar.
Reflexiona acerca de las horas que se pierden yendo al cine, jugando a las
cartas, conversando ociosamente, leyendo novelas baratas o periódicos
sensacionalistas y mirando la televisión. Cuando el gurú y el autocontrol del
devoto aspirante le piden que destruya la maleza mental y siembre las semillas
espirituales de la meditación, sus hábitos de pronto le hacen ver que su vida
será un desolado desierto si le falta la acostumbrada y abundante maleza de
esas actividades inútiles.
Estrofa 31
La
renunciación no es un fin en sí mismo. Desprenderse de una pequeña suma de
dinero con el objeto de invertirla quizás coloque temporalmente a una persona
pobre en una situación financiera muy difícil, pero ese pequeño sacrificio
puede más tarde redituarle una inmensa fortuna. De modo similar, el devoto
prudente sabe que para obtener la eterna felicidad del Espíritus necesario
renunciar a las míseras pasiones materialistas. Sabe también que no se está
negando nada a sí mismo, sino solamente reemplazando sus gustos, al preferir la
felicidad superior perdurable del alma en lugar de los inferiores y efímeros
placeres sensoriales. Así como uno debería alegrarse de renunciar a cien
dólares para obtener cinco mil, de manera semejante el devoto se siente feliz de
renunciar a la miseria sensorial a cambio del gozo imperecedero que se
experimente al percibir a Dios. El estado divino de emancipación final no es el
vacío de la nada ni un estado de extinción interior; por el contrario, es una
región donde reina un sentimiento positivo y consciente de eterna y gozosa
expansión
El ideal
consiste en estar en el mundo sin pertenecer al mundo. Aquellos que han
alcanzado la supraconciencia que han meditado por mucho tiempo en forma
profunda y persistente, sin importar cuáles sean sus responsabilidades o su
entorno- se liberan del apego a los objetos materiales, ¡mas no son
indiferentes! El verdadero devoto no es un vagabundo, demasiado perezoso para
realizar un esfuerzo decoroso que le permita disfrutar de prosperidad material
o espiritual. El yogui que ha paladeado las sumamente refinadas percepciones de
la bienaventuranza del alma permanece impasible y libre de las ansias de
disfrutar de los placeres materiales, aun cuando éstos formen parte de su
entorno: ha alcanzado un estado espiritual seguro y verdadero.
El devoto
que practica la meditación y ha sentido, aunque sólo sea una vez , el
extinguible encanto del alma y su eterna relación con Dios jamás olvida ese
gozo. Podrá atravesar sombrías pruebas y descender de ese estado de dicha por
algún tiempo –como lo simboliza el desaliento de Arjuna -, pero mientras el
devoto continúe haciendo el esfuerzo, el evocador recuerdo de ese gozo puro
acudirá una y otra vez para alentarlo a seguir adelante en su sendero divino.
Estrofa 32-34
Las
escrituras hindúes describen el cuerpo como un producto de la Naturaleza, que
tiene los seis defectos del engaño cósmico: “Nace, existe, crece, cambia, decae
y es aniquilado. La mayoría de los seres humanos, sin embargo, espera obtener
del cuerpo efímero la felicidad permanente. Debido a la experiencia previa de
los placeres materiales, el ego no está dispuesto a concebir ningún estado
superior de felicidad o ni siquiera es capaz de imaginarlo. Incluso, en
ocasiones, se describe el cielo como un lugar que contiene cosas bellas y
placenteras para los sentidos de la vista, el oído, el olfato, el gusto y el
tacto: un sitio donde se disfruta de una versión glorificada de los gozos
terrenales.
El devoto
que aún se encuentra atado por el hábito de la experiencia sensorial se aferra
subconscientemente al concepto de que alcanzar el estado divino cosiste en
disfrutar por siempre del reino de Dios, pero con los sentidos.
Estrofa 35
=Un devoto
debería razonar: = Carezco de imaginación y experiencia espirituales; ésa es la
razón por la que creo que la presente felicidad sensorial es la única felicidad
digna de ser poseída. Será preferible que yo crea en las veraces palabras de
las escrituras y de mi gurú. Meditaré profundamente y alcanzaré la conciencia
cósmica; comprenderé de esa manera la diferencia entre la eterna felicidad
divina y el efímero gozo de los entretenimientos sensoriales, y desterraré mi
actual opinión: podré entonces decir que prefiero morir por la felicidad
espiritual antes que de ceder a las falsas promesas de los sentidos.
Estrofa 36
Las escrituras y los maestros ciertamente no
enseñan que uno debe destruir los sentidos físicos, sino que es preciso
aniquilar los hábitos indebidos
Éste es el
desafío que se le presenta al devoto resuelto y ecuánime. Un esfuerzo poco
entusiasta no es suficiente; las medidas laxas para sustituir los malos hábitos
con buenos hábitos son un verdadero bastión que continuará protegiendo a las
fuerzas del mal tras los parapetos del falso razonamiento y la dilación para
actuar.
Estrofa 37
Esta
estrofa del Guita encierra una importante advertencia ética para los devotos,
incluso para aquellos que viajan raudamente por el sendero metafísico. La
mayoría de los aspirantes que emprenden el sendero espiritual con sincera
dedicación lo hacen porque ya se han embebido de buenos hábitos y por esa razón
se vuelcan totalmente hacia el bien. Sin embargo, si se crean las
circunstancias psicológicas favorables para que germinen las ocultas semillas
internas (samskaras) de las malas acciones prenatales o postnatales, el “buen”
devoto se siente poderosamente inclinado hacia el mal. Por ejemplo, si una
persona ha establecido hábitos de moderación en la comida, así como regularidad
en el trabajo, en la recreación y en la meditación, y frecuenta buenas compañías
pensará que para ella solo existe un tipo de vida posible. Pero si de improviso
salen a la superficie malas tendencias latentes como resultado de las tentaciones,
el entorno u otras circunstancias propicias similares, esa persona puede
cambiar sus hábitos: sentir deseos repentinos de comer en demasía, crear
hábitos nocivos (trabajar en exceso o abandonarse a la pereza), mostrar
indiferencias por la meditación y sentir atracción hacia los placeres impuros
asociados con las malas compañías.
Así pues,
la advertencia que debe inferirse de esta estrofa es que el devoto que
repentinamente se identifica con el enemigo –los malos hábitos y los estados de
ánimo negativos – comenzará a sentir conmiseración por las acciones
perjudiciales y las justificará. Si efectúa un somero análisis psicológico de
sí mismo, podrá comprobar que tiende a apoyar tanto sus buenas como sus malas
acciones cuando se halla bajo la influencia específica de cada una de ellas. El
hombre está en situación de peligro si responde favorablemente a sus malos
hábitos con la misma facilidad, placidez y diligencia con que responde a sus
buenos hábitos cuando se encuentra en mejor estado de ánimo.
Estrofa 39
En esta etapa,
el devoto cree que los malos hábitos animalescos de gratificación sensorial
(carentes de discernimiento) pueden coexistir con los buenos hábitos y de esa
manera harán que el reino de su vida sea glorioso. Pero es imposible lograr la
paz y la armonía mientras actúen fuerzas contradictorias en nuestra vida. Los
buenos y malos hábitos, aunque hijos de la misma conciencia, producen
resultados contrapuestos.
El hombre
de doble animo es inconstante en todos sus caminos. Aquel que medita
diariamente y aprende a disfrutar de la paz y el contentamiento, a la vez que
abandona en forma gradual el abuso de los placeres sensoriales, tiene
posibilidades de alcanzar la emancipación espiritual.
El problema
yace en que el principiante e incluso el devoto avanzado que cae de manera
temporal en un estado negativo- difícilmente puede distinguir entre el uso de
los sentidos a los que gobierna la razón y los apetitos sensoriales gobernados
por la codicia. Aunque sus malos hábitos sensoriales parecen estar bajo control
y ser amigables, podrían estar simplemente aguardando el momento propicio para
despedazar al yogui por medio de sus tentaciones.
Estrofas 40-41
La misión
de la inteligencia es armonizar las fuerzas internas y externas, inspirándolas
a vivir de acuerdo con el supremo plan de la sabiduría, como corresponde a
quienes acatan la voluntad de Dios.
Los
miembros de la familia que el devoto debe destruir no son los sentidos mismos,
sino su progenie o inclinaciones – los deseos por los objetos de los sentidos-
Existen dos clases de objetos : la primera son los objetos materiales, que el
hombre percibe con los sentidos externos; la segunda son los sutiles objetos
del mundo astral, que se perciben por medio de la conciencia interior, sentidos
crean apego material; los objetos internos de los sentidos destruyen ese apego
físico. No obstante, la asociación prolongada y contínua incluso con los
objetos internos puede desviar la mente del devoto de las percepciones
superiores del alma y de la percepción suprema de Dios, lo cual es una
advertencia para los devotos que permanecen absortos en los fenómenos y poderes
astrales.
Se presenta
aquí al devoto como aquel que ha llegado a un estado en el que cree que, en la
batalla por alcanzar la unión con Dios y con la creciente percepción del Ser
interior, se aniquilaran todas las inclinaciones de los miembros internos y
externos de la familia de la conciencia, y que además, sin estas inclinaciones
y sus correspondientes deseos de disfrutar de los objetos internos y externos,
desaparecerán las funciones específicas de los sentidos , la mente, las fuerzas
vitales y la inteligencia.
En el
contacto extático con Dios, los sentidos, la mente, las fuerzas vitales y la
inteligencia permanecen en un estado de suspensión, aun cuando la conciencia
del alma se encuentra despierta e intensamente alerta.
Estrofas 42-43
El yogui
que avanza en el sendero espiritual y que es constante en la práctica del
autocontrol y la meditación lleva a cabo la verdadera ceremonia en honor de los
antepasados. Él desconecta astralmente la fuerza vital de los nervios
sensoriales, y esa corriente comienza a fluir hacia el interior; al
concentrarse en el punto medio del entrecejo.
Estrofas 44-46
Y si bien
el autocontrol en sí mismo, en el estado negativo, produce una momentánea
infelicidad porque el devoto se ha apartado de los malos hábitos que
proporcionan placer, una vez que el autocontrol logra su fin, el devoto
experimenta las percepciones y gozos más refinados del alma, que superan en
mucho a aquellos de los que disfrutaba cuando vivía identificado con el ego y
sus burdos placeres. Cuando por fin alcanza la incomparable y siempre renovada
dicha del despertar del alma en el Espíritu, el devoto es ampliamente
recompensado por todo sacrificio que pudo haber efectuado en el pasado.
Si los
devotos no progresan es debido a que desechan las armas del autocontrol; es
usual que un devoto desalentado abandone toda autodisciplina cuando no obtiene
logros espectaculares en el sendero espiritual. Rechaza meditar, evita a su
instructor espiritual (su maestro o sus lecciones) y cae en un sombrío estado
mental de indiferencia espiritual en el que sólo ocasionalmente tiene algún
destello de percepción intuitiva. Dicho estado de apatía mental debe remediarse
con la práctica regular de la meditación y del discernimiento constante que contrarresten
los falsos argumentos de la mente sensorial. Nada se ha perdido si el devoto se
esfuerza de este modo por sintonizarse con la guía y la gracia del Auriga
Divino que, en el siguiente capítulo del Guita, acude en auxilio del devoto.
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